sábado, 30 de enero de 2010

Así veo la Semiótica y el Cine

Como una convicción muy personal entiendo la Comunicación como el centro de nuestras vidas, hacemos todo por comunicarnos y comunicarnos nos abre las puestas a todo.

Al internalizar la importancia y el alcance de la comunicación, se hacen evidentes casi de forma inmediata los problemas que la afectan: problemas de recepción, de transmisión, de comprensión, culturales…, un sinfín de factores internos y externos que redundan en el desvirtúo de su intencionalidad.

En este sentido, la semiótica, el estudio de los signos, su conjunción y la relación significado-significante, permiten estructurar mensajes pensados y formados de acuerdo a las condiciones socioculturales de los receptores, en miras de establecer un verdadero proceso de comunicación, en el que el mensaje recibido es percibido lo más fiel a la intención del emisor.

Dentro de la cinematografía el lenguaje esta constituido enteramente por códigos semióticos, puesto que no sólo se emplean signos verbales; muy por el contrario, todos y cada uno de los elementos que están dentro del encuadre de la cámara, en una escena, una secuencia, apoyan la historia, le dan fuerza al discurso, penetran en el espectador, estimulando y evocando sensaciones en él.

El lenguaje cinematográfico cuenta con muchos recursos para apoyar, argumentar y fortalecer su discurso, al tiempo que significa un gran cuido en todos los detalles, ya que los elementos presentes a lo largo de la producción, deben armonizar dentro de un todo. Un elemento mal colocado, que marque inconsistencias, alterará el propósito de la producción y ubicará la atención de los espectadores en focos no deseados.

En este blog se presentan nociones sobre la Semiótica en diferentes ámbitos del saber, puesto que todo gira en torno a la Comunicación y la Comunicación es Semiótica. Así mismo, se presentan informaciones sobre el Lenguaje Cinematográfico específicamente, debido a la carga semántica que involucra una producción de este tipo. Crear un mensaje, una realidad a partir de la conjunción de signos y símbolos que buscan generar una respuesta y causan toda una serie de procesos psicológicos y físicos en el espectador, es en mi opinión simplemente más que interesante.

¿Por qué estudiar la Semiótica del Lenguaje Cinematográfico?

El estudio de la semiótica del lenguaje cinematográfico merece detenido estudio, ya que este arte y las representaciones fílmicas que se transmiten masivamente influyen en el desarrollo de las relaciones humanas, en la formación de sistemas de significación y comunicación que están articulados desde la semiótica.

La estrecha relación entre semiótica y comunicación ha propiciado diversos estudios, Eco (2005) concibe la cultura como un fenómeno de significación y de comunicación, establecido a partir de procesos semióticos; procesos que vienen de la interacción de las masas y de los estímulos que las afectan, como es el caso de las artes.
Dentro de este enfoque se establece una diferenciación entre los procesos de información, los de significación y los de comunicación, para Eco (2005), existen procesos de comunicación en ausencia de convención significante, en cuyo caso hay una transferencia de información y en consecuencia se establece un proceso comunicativo.

Por otra parte, el proceso de significación sólo puede darse en un contexto cultural, con la presencia de una unidad significante y un sujeto o agente capaz de atribuirle un significado a la información contenida en esa unidad, es decir para que exista un proceso de significación el intérprete debe conocer el código del sistema semiótico, lo cual es posible sólo si el agente que interpreta forma parte del grupo cultural que emite el código.

Galindo (2008) plantea en su estudio sobre comunicología, comunicación y cultura que el proceso comunicacional está constituido por connotaciones individuales, que varían según cambian las condiciones y conocimientos de estos individuos y en la medida que esta información es dominada en grupo se crea cultura.

El cine como medio masivo influye de manera directa en la cultura, a través de la representación escénica del arte, en la que se conjugan elementos comunicacionales, transmitidos mediante códigos y símbolos audiovisuales, los cuales presentan una interacción familiar para los receptores, ya que el hombre piensa en imágenes, gráficos y sonidos.

Así el cine es la puesta en escena de una realidad representada, cargada de significantes semióticos, que crean una retórica compleja y aportan un sentido connotado a cada imagen, para construir un sistema audiovisual de significación, el cual se ve influido además por el interés axiológico del realizador.

Para Barthes (1995), las representaciones audiovisuales plantean un proceso de significación diferente al de la lengua, puesto que posee mayor complejidad perceptiva, que no contienen los significados mentales de los signos verbales lo remiten a ser una equivalencia no del signo sino de la parte material: significantes visuales y acústicos que se balancean entre un imaginario “natural” (copia, imitación, representación de lo real) y un imaginario “artificial” creado por la tecnología.

En un proyecto audiovisual (propuesta cinematográfica) bien concebido, lo que más seduce es la conjunción de esas cargas opuestas de naturalidad captada y de artificialidad tecnológica captante. Ese imaginario creado con técnicas de síntesis que acercan la multisensorialidad perceptiva a las imágenes polisensoriales tecnológicas se encuentra sincronizado por un manejo de artes y técnicas que regulan interacciones o interconexiones de los lenguajes. Si el significante audiovisual está constituido por una red de conexiones que sin ser completamente cenestésicas, al menos llegan a ser excitaciones sinestésicas entre dos órganos perceptivos.

Se trata pues de un significante perceptivo (visual y auditivo), proceso que se da en otras artes de manera limitada, puesto que se involucran registros perceptivos más restringidos: en la literatura solamente los grafemas, en la pintura, escultura, arquitectura, fotografía sólo imágenes fijas.

Ese complemento referido a significantes de la percepción que rebasan la comprensión de los signos de la lengua y de los significantes percibidos en cada arte cuya excitación está dirigida a un órgano en ausencia de otros, ha sido estudiado por Metz (2001), quien explica la problemática del análisis del imaginario del sistema de síntesis del cine, complejo y multisensorial.
El citado autor deriva el análisis de la semiótica de la cinematografía bajo un método lingüístico y psicoanalítico, para lo cual se debe investigar los códigos cinematográficos utilizando términos psicoanalíticos y lingüísticos, por tanto, los significantes cinematográficos son aparentemente discontinuos en su aparición en las pantallas, pero elaboran un sistema que debe ser reconstruido para poder ser analizados.
El imaginario audiovisual necesita de lo simbólico para su interpretación, debido a que el hombre piensa en imágenes y organiza su discurso (mensaje) de la misma manera. La imagen siempre está más cerca del inconsciente y esa es la razón por la cual se agrega como valor el autoconocimiento de lo que lo estructura de una manera invisible aunque se trate de imágenes visuales.

Por esta razón, Metz (2001, p.64) entiende el cine como “una síntesis de todas las artes”, ya que engloba en él significantes de otras artes: danza, música, fotografía. Sostiene que el valor de la proyección audiovisual procede en gran parte de una doble mímesis: la analogía de la representación con lo representado como una imitación de lo real multisensorial que concierne las imágenes movientes capturando escenas que, pasando por copia o ilusión de la vida, atraen la atención de las masas más que su propia realidad.

La analogía tecnológica, no tan real como la de representación, puesto que el imaginario audiovisual puede considerarse imitación de los mecanismos del imaginario humano cuya mímesis no se agota propiamente en los contenidos analógicos de la representación sino en la analogía con el funcionamiento de organización psíquica de la figurabilidad o representatividad, ofreciendo un espacio de pantalla interior que no está regido por los signos sino por una lógica entre una lenguaje propio del medio audiovisual constituido de sonidos e imágenes.

Existen valores en la producción audiovisual, implícitos en el sistema de técnicas de la síntesis de imágenes y sonidos, de desplazamientos y condensaciones entre lengua e imagen, en formas difícilmente asimilables a conceptos o significados explícitos que van más allá de la palabra o se encuentra a manera de relevo o de forma de latencia en la propia imagen, tomando en consideración, la imagen inconsciente del cuerpo como la palabra se encuentran inmersas en un mismo sistema complejo de interacciones que forman parte del inconsciente tanto del individuo como de la cultura y de la comunicación total de la humanidad.

El imaginario audiovisual procede desde una organización interna que se proyecta en las formas de captar tecnológicamente lo real, se trata de una visión de acuerdo a los marcos mentales de las culturas. Pero existe a la vez el otro valor referido a cómo la cámara capta la comunicación no verbal en las culturas.

Actualmente, la comunicación cultural se considera un todo que integra lo verbal y lo no verbal, pero las determinaciones invisibles de la cultura, se ven reflejadas en las producciones audiovisuales y hacen visibles los modelos de organización de la cultura como comunicación total, es decir, como síntesis de varios lenguajes interactuantes, revelando un modelo escénico perceptivo y tecnológico, semió-artístico y no lingüístico.

El contexto de esta investigación se centrará en las películas animadas del realizador norteamericano Tim Burton, cuyas películas se caracterizan por presentar protagonistas con rasgos son extremos: muy altos, muy cortos, muy esbeltos y muy gordos.
Según información extraída del portal literalia.com, La fotografía que presentan las obras de Burton se basan en gamas de color de dos tipos: siniestra, usando colores negros, índigos, verdes, rojos y grises y fantástica, usando tonos pasteles y blancos contrastados con colores primarios.
El sitio Web oficial timburton.com, afirma que el estilo y temas visuales de este cineasta, están influenciados por las películas de horror de la década de 1920 a 1930, especialmente de las obras de realizadores como James Whale y F.W. Murnau, junto con las películas del expresionismo alemán, así como las ilustraciones de Edward Gorey.

Burton tiene elementos repetitivos y distintivos en cada una de sus producciones como: curvas elegantes trabajadas en los diseños de muchas cosas vistas en pantalla, los personajes principales tienden a ser parias sociales, son usualmente tímidos, con una complexión pálida y alocado cabello negro, altos y estilizados, de extremidades finas y alargadas. El rasgo más expresivo de los personajes son los ojos y una fina y pequeña en contraste, siempre enmarcado en un contexto gótico.

El interés por escudriñar y adentrase en los trabajos animados de Burton, radica en su llamativo y particular estilo cargado de misticismo, obscuridad, imágenes bien orquestadas y conjugadas con el componente auditivo, cargadas de un importante componente simbólico y semiótico. Asimismo la calidad técnica para la animación permite mostrar al público una producción bien lograda con una estructura definida.